lunes, 28 de julio de 2008

nuevos racistas

Es común en fundamentalistas ecológicos un discurso tan verde como antropocentrista hacia cierto tipo de especies vegetales discriminadas por el solo hecho de existir. Allí, donde no deberían estar según algún criterio en donde la consecuencia del acto de un hombre al plantar un ser vivo se transforma a la visión de estos seudo-críticos en un inaugural depredador o ladrón impúdico, en un lugar que hace rato fue depredado, no precisamente por los arboles. El grupo discriminador se empeña en la desafortunada lógica humanista que rige su discurso. Con ese método el caso de las especies supervivientes mas discriminadas son el eucalipto, homologables a los negros asediados por el cucús clan, y los pinos radiatas sudacas explotados en las Europas. El punto es enfocar la discusión y no estancarse en pretensiones personales obtusas, discursivas, sin sustancia, y menos no hacer nada. A menudo se afirma que los eucaliptos empobrecen los suelos, especialmente si se explotan repetidas veces. Hay una pérdida de nutrientes tanto en el proceso de explotación maderera como debido a la mayor escorrentía y erosión del suelo. Por el contrario, se ha observado que en realidad los eucaliptos pueden aumentar el estado de los nutrientes del suelo cuando se plantan en sitios degradados o deforestados. Mejoran la estructura del suelo al penetrar en capas que anteriormente eran impermeables y al extraer nutrientes de las capas profundas del suelo.
Los eucaliptos son menos perjudiciales para la fauna autóctona que los cultivos agrícolas, por ejemplo.
Aunque se ha responsabilizado a los eucaliptos por una serie de inconvenientes de carácter socioeconómico, sólo unos cuantos son una peculiaridad de estos árboles. Entre las principales críticas figuran la pérdida de tierra agrícola para la producción de alimentos, la reducción del empleo rural, la desviación de los productos del bosque de los mercados locales hacia los usuarios industriales de mayores dimensiones y la transferencia de tierras públicas o comunales a empresas privadas. Todo ello conduce a mayores desequilibrios en la distribución de la riqueza en las comunidades rurales pobres. Además, las grandes expectativas que han acompañado el cultivo de los eucaliptos a veces han dado origen a cierta desilusión cuando se cultivaron especies inadecuadas, o cuando faltó planificación o no se efectuaron consultas en el plano local. Sin embargo, los problemas no son el resultado de ciertas características específicas de los eucaliptos.

Establecer un cultivo conforme a un proceso de selección. Se debe decidir qué, dónde, por qué y cómo cultivar, y hay que sopesar las consecuencias sociales y ecológicas que conlleva cada decisión, así como sus repercusiones económicas. Unas elecciones acertadas dan lugar a un equilibrio que permite que los árboles contribuyan a mejorar la calidad de la vida de la mayoría de los interesados.
Un crítico al peo que quiere terminar los últimos bosques autóctonos, por necesidad al no haber oferta de madera de fácil renovación. O va a obviar el libre mercado ávido de saciar el consumismo que nos desenvolvemos en plena sobrepoblación compradora. Yo prefiero un árbol productor de oxígeno (mientras más grande mas oxígeno), sombra (enfriamiento global), y derivados (leña, celulosa) que un depredador de oxígeno que produce más mierda que la energía que consume hablando weas.
Algunos de las dificultades trazadas en correlación con los eucaliptos pueden impedirse si se aplican experiencias de ordenación idóneas. Si los efectos adversos de estos árboles son excesivos, entonces cabe tomar en consideración otros cultivos. Así de simple.